Rafael Tarradas Bultó (Barcelona, 1977) estudió Diseño Industrial en la Universidad Autónoma de Barcelona y actualmente trabaja en el sector de la comunicación en Madrid. Además de su interés por el arte y el deporte, es un apasionado de la historia de los siglos XIX y XX. Cuando no está leyendo sobre la materia le gusta escribir en su retiro del Valle del Tiétar, Ávila.
En 2020 publicó El heredero, su primera obra, una novela histórica ambientada en el primer tercio del siglo XX que rápidamente se convirtió en un fenómeno editorial y un éxito de ventas. Su segunda novela El valle de los arcángeles (Espasa 2022) supera todas las expectativas previstas.
Rafael, tras tu éxito de ventas El Heredero, acabas de publicar tu segunda novela El valle de los arcángeles. En esta novela histórica y de intriga nos sitúas en 1860. Hablamos de un período convulso no solo en España por el exilio de la reina Isabel II sino también en Cuba que se verá sometida a una revolución. ¿Qué te atrajo de Cuba para centrar la novela en este país?
Me encanta Cuba, me gusta su gente y sus ciudades, su geografía, pero aunque su decadencia extrema tenga un punto muy poético (para el visitante, nada para el habitante), siempre quise saber como era la isla cuando las cosas aún funcionaban. Me interesé por la época de la que aún quedan los palacios y las grandes avenidas, el sello de la isla rica y próspera que un día fue. Investigué y descubrí toda una sociedad única y poco conocida, la de la sacarocracia, la aristocracia del azúcar, los grandes plantadores que se convirtieron en algunas de las personas más ricas del mundo.
A través de la colisión de dos mundos (no solo el burgués contra el de los nuevos ricos, sino también el de los terratenientes versus los esclavos) nos hablas de pasión, violencia y venganza, de amor, de lucha y valentía pero también de esclavitud. Dos mundos tan dispares que comparten el anhelo común de cumplir los propios sueños. ¿El ser humano es egoísta e interesado?
El ser humano es variado y capaz de lo mejor y lo peor.
No se puede generalizar. Lo que sí es cierto es que la ambición y el amor han movido el mundo desde antiguo, que tenemos dentro sentimientos que a veces son difíciles de controlar y que nos llevan a lo impensable, como digo, en el mejor y en el peor sentido. El amor, la ambición, la pasión, la venganza… mueven a los personajes del Valle de los Arcángeles también.
Como telón de fondo nos describes la injusticia del sistema esclavista. Leemos con horror cómo los esclavos eran considerados pura mercancía sin ningún derecho de ningún tipo. Sin embargo, mencionas que los trabajadores libres (muchos venidos de Galicia o de Cataluña) resultaban más ventajosos.
La llegada de esclavos al caribe disminuyó drásticamente con la prohibición del tráfico en 1820. En teoría no podía llegar ni uno más, pero seguían haciéndolo ilegalmente. El resultado fue que su precio se disparó. Los esclavos eran un bien de lujo cada vez más difícil de conseguir, lo que provocó que los que había en la isla se cuidaran más, para que duraran más. En paralelo se ofreció contratos a gallegos, a chinos, a gentes muy desfavorecidas y analfabetas, que firmaban sin saber que en la práctica se les estaba esclavizando, que se estaban atando a las plantaciones. Firmaban incluso aceptando los castigos físicos. Se les pagaba miserablemente y se les cuidaba menos aún que a los esclavos, porque no había interés en que perduraran. Si moría alguno, se sustituía, cosa que era más complicada de hacer con un esclavo.
Pepa, Alicia, Lucía.. tus personajes femeninos son mujeres independientes, emprendedoras, decididas. ¿Estamos también ante una novela feminista?
No creo que hablar de mujeres fuertes sea nada raro. Algunos personajes femeninos de mis novelas son fuertes y otros son blandos, exactamente igual que los masculinos y exactamente igual que en la vida. Es lo natural, lo que veo alrededor y no hay más intención que la de crear personajes interesantes, que gusten al lector.
No es una novela feminista, es una novela realista, con personajes complejos.
La protagonista es un personaje muy especial.
Escribir sobre esa Cuba prerrevolucionaria, sobre el prestigio de los indianos y hablar de Barcelona cuando derribaba sus murallas para crecer hacia el Ensanche ¿cuánto tiempo se necesita para documentarse?
Mucho, pero me divierte. Me encanta la historia y me apasiona la investigación, descubrir cómo era el mundo hace unos años te hace entender mejor como es el mundo de ahora. Llevar de la mano al lector a una época de brillo y oscuridad, bien explicada, para que se sumerja en ella. En este caso además de toda mi investigación, me ocupé de re-verificar todo con historiadores.
¿Existió el valle de los arcángeles?
Existieron muchos valles similares, pero este en concreto es imaginario. Me interesaba crear un valle algo menor, con solo tres plantaciones (ingenios) muy prósperas, que se enfrentan al mismo problema. Ver como cada una lo afronta y como la humanidad y la personalidad de cada familia deja su impronta en la gestión de estas grandísimas empresas.
Como familiar de Álvaro Bultó, Sete Gibernau y como deportista que también eres ¿Con qué te quedas: deporte o literatura?
Gracias a Dios puedo combinar ambas cosas. Me paso un día entero esquiando y cuando acabo me pongo la chimenea y tecleo. El deporte me encanta y es una de mis grandes aficiones. La moto, la bici, los deportes de raqueta, el esquí…ejercitan cuerpo y mente. La escritura sobre todo es mente, pero también es ejercicio al fin y al cabo. Hay que mantenerse activo.
Como decía Marañon “descansar es empezar a morir”.
¿Qué nuevos proyectos te esperan?
Estoy a mitad de mi tercera novela, así que sigo tecleando y disfrutando con el proceso. Mientras, los lectores me van escribiendo (sobre todo por Instagram @rafatarradasbulto) comentándome como va su lectura. Es divertido y no puedo estar más agradecido a todos los que están disfrutando del Valle de los Arcángeles.
Muchas gracias, Rafael y mucho éxito.
SI queréis leer a Albert Bertrán:
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